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Hablando entre hombres

Publicado: 2013-07-01

Detesto el concepto de “hombre” tan venido a menos, decimonónico, caduco. En tiempos en que percibimos una realidad fragmentada, , categorías como hombre y mujer resultan ineficaces. Las conductas masculinas y femeninas -construidas teniendo en cuenta únicamente lo biológico- son puro ensayo o simulacro, imposiciones sociales ligadas a un control de poder estatal y capitalista cuya búsqueda de sujeción de los cuerpos es brutal y fascista.

Detesto expresiones como “Compórtate como hombre” o “Vístete como hombre”. La libertad de expresión y la búsqueda de un placer utópico son lo único que nos salva de ser aplastados o devorados por una maquinaria sexo-genérica que hace de la diferenciación sexual su arma homicida.

La violencia binomial se ejerce usualmente de forma horizontal, produciendo cuerpos mutilados en sus deseos. Pero ¿qué sucedería si tales cuerpos mutilados en sus deseos se sublevan a través de estrategias transversales, insidiosas y mutables como la inserción, la manipulación, la reapropiación? Podríamos refutar las conductas y expresiones desfasadas u homofóbicas.

Considero que somos sólo seres indistintos dispuestos en el mundo vasto con coincidencias y diferencias negociables y que es ello lo que hace que la vida sea una transición válida de ser experimentada. Amo mi condición de bio-hombre (nacer con pene) que no limita las infinitas posibilidades y matices de ser Yo en mi propia diferencia y pluralidad; mi identidad trans no tiene solo el sentido de la corporalidad, sino también el de trascendencia. Si ser Hombre implica una restricción de tus deseos reales en pos de conseguir un status de ciudadano normalizado, machista y penetrador, entonces no me interesa ser hombre.,

En estos años de ardua batalla contra prejuicios de toda índole contemplo un avance de mentalidad entre mis queridos amigos bio-hombres heterosexuales. . Ahora puedo saludarlos con un beso en la cara sin ningún temor a que les resulte embarazoso o sientan amenazada su sexualidad o que sus novias se pongan celosas.Sí, claro, esta puede ser una costumbre en otros países, pero en nuestro contexto no lo es y por ello denota cierta flexibilidad en el ejercicio y construcción de la masculinidad, que resulta saludable y necesaria.

Estos cambios incipientes vienen también acompañados de cierta sensación de equidad. Ya no siento que mis amigos bio-hombres heterosexuales me miren con aire paternalista y protector como diciendo “Ay pobrecito mi amiguito, ¡me salió falladito!”. Es un cambio hacia el respeto, y no digamos tolerancia, además de buen manejo de sus pulsiones sexuales.

En nuestra disparidad reside nuestra riqueza. O como posteé no hace mucho en mi muro del facebook “El hecho de que me gusten los hombres, no me hace menos Hombre que tú!!!”


Escrito por

Héctor Acuña

Escritor/Traductor - Artista Visual Autodidacta - Drag Performer - Curador Independiente - Promotor Cultural - Dj - Visagista


Publicado en

Ser abyecto

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