#ElPerúQueQueremos

La Memoria también usa taco aguja

(Elogio del Travesti)

Publicado: 2013-09-13

Intro

El contexto corre el telón: inicios de los años noventa, el país convulsionado por la guerra civil interna, las huestes de Sendero Luminoso y del MRTA por fin llegaron al punto central, asolando la Capital. Coches bomba, toque de queda, leva; la ciudadanía y el ejercicio de libertad en crisis. Y, sin embargo, H la vio por primera  vez en una fiesta under en Pueblo Libre (I saw her standing there cantaría Tiffany versionando a The Beatles) con una minifalda de cuero negro y el pelo mediano estilo carré - aquella imagen fue crucial para reactivar el travestismo incipiente que practicaba secretamente en su infancia. 

Segundo Acto

Él/ella maquillándose meticulosamente, sentada en el asiento del copiloto ante un espejito de mano en el carro de la Duda Bermejo (a quien le debo un post aparte, cómo no¡¡¡¡) Su itinerario siempre era el mismo: llegar ya vestida o terminar de ataviarse en el carro de la Duda a una cuadra de la No Helden o de cualquier fiestucha new wave de fin de semana. Su entrance ocurría siempre pasada la medianoche. Era la norma. Celebrado, vilipendiado, ovacionado, sexualizado pero jamás ignorado.  Se llamaba Giuseppe Campuzano y para lograr tener su amistad - debo confesar - me costó mucho, muchísimo trabajo, pero lo logré. La terquedad y  decisión las heredé de él.

Tercer Acto

H empieza un laborioso, largo y asombroso proceso  de aprendizaje redescubriendo una práctica considerada marginal y hasta peligrosa en aquellos tiempos de guerra. El viaje transgénero se iniciaba, ya no había posibilidad de retorno: el travestirse como acto subversivo per se, el usar el propio cuerpo como artefacto de combate, entablar la lucha social desde tu propia marginalidad corpo-sexual, la desfachatez como consigna, el glamour como arma homicida. No teníamos ni puta idea de lo queer y fuimos lo más queer que produjo esta ciudad. Éramos un puñado de mariKas contra subversivas enarbolando la bandera libertaria desde un narcisismo extremista y compulsivo.

Legado Trans

Giuseppe estudiaba filosofía, era adicto a la lectura, música, cine, moda y siempre estaba atento ante cualquier impostura o torcedura histórica o artística que gustaba contarme como si fuera el último chisme que dejó el fin de semana. Aprendí de ella cosas tan disimiles: desde desarrollar la agilidad mental,la agudeza estética, la tradición ancestral travesti y  algo de crítica filosófica de tocador, hasta trazar un buen delineado, pegarse correctamente las pestañas postizas y calzar con exactitud matemática un corsé y tacos aguja. Era mi modelo perverso a seguir y estoy profundamente agradecido por el lujo de tener su amistad. 

Iniciamos nuestras correrías desenfrenadas y etéreas en una ciudad catástrofe, con nuestra conchudez como escudo y signo, visitas frecuentes al cine club a ver films de culto, lecturas camp obligatorias (Sarduy, Copi, Puig), colección de vestuario y accesorios cada vez más brutales, intervenciones en galerías de arte, un vampirismo sexual incontenible, experimentación con drogas, tertulias interminables sazonadas con alucinógenos, diseño de tours underground, contra culturales y sexuales que tratábamos de cumplir a como diera lugar.

Outro

Muchxs podrán ufanarse de haberlo conocido o escribirse con él, de haber leído su maravilloso libro Museo Travesti del Perú o haber visitado sus exposiciones dentro y fuera del país,; pero H sí puede ufanarse de haber disfrutado de su amistad, respeto y cariño -  a pesar de todos los inconvenientes, venenos y peleas de mariKas, H te extraña y atesora lo mejor y lo peor de una travesía trasvestista que iniciamos casi juntxs. 

Héctor Acuña 13 Septiembre 2013 


Escrito por

Héctor Acuña

Escritor/Traductor - Artista Visual Autodidacta - Drag Performer - Curador Independiente - Promotor Cultural - Dj - Visagista


Publicado en

Ser abyecto

Blog de Héctor Acuña